Sentimientos y emociones
Los sentimientos son una reacción a algo que has vivido, algo que piensas o algo que haces. Los cuatro sentimientos más básicos son: enfado, tristeza, miedo y alegría.
Tanto las emociones como los sentimientos pueden sentirse siempre en el cuerpo. Por eso se llaman sentimientos (de sentidos). Pueden llegarte tan adentro que son capaces de dejarte absolutamente perturbado.
A veces, sentimientos tales como enamoramiento, el deseo, la vergüenza, la inseguridad, la soledad, la pena o el miedo te arrastran y te absorben completamente en su corriente, te encuentras inmerso en ellos, atrapado.
También hay otros sentimientos más neutros, estos no tienen un impacto tan grande. Pero aunque llaman menos la atención que el enojo o el miedo, están ahí. Como una música de fondo casi inaudible que influye imperceptiblemente en tu estado de ánimo.
Como es lógico, quieres sacarte rápidamente de encima aquellos sentimientos que perturban tu bienestar, mientras que aquellos que son agradables quisieras tenerlos siempre contigo. Quisieras que siempre fuese tal como es ahora.
Pensamientos
Tan pronto como los sentimientos son perceptibles en tu cuerpo, encuentran de inmediato la compañía de tus pensamientos. Pensamientos acerca de ti mismo: \»Si dejo entrever que estoy triste, pensarán que soy débil\». O pensamientos acerca de otros: \»Si me vas a estar mirando con esa cara de enfado, vete a tu habitación. No quiero ver esa cara en la mesa\».
Con este tipo de opiniones, a menudo parece que los sentimientos no merecen tu aprobación, por lo que también te desapruebas a ti mismo. Nada es menos cierto: los sentimientos son simplemente sentimientos, pero no son tú, tú los TIENES. Al contrario de lo que pensamos a menudo, los sentimientos no tienen una larga vida. Es al preocuparnos cuando parecen ser de más duración.
Si enseñas a tus hijos a aceptar, sentir y reconocer sus sentimientos, les enseñas algo de un valor esencial. No necesitan apartarlos, cambiarlos o expresarlos de inmediato. Es suficiente con sentirlos y prestarles atención. Una atención amable. Una atención llena de amor.
TRANQUILOS Y ATENTOS COMO UNA RANA
Eline Snel
Psicología Montesol