Meditación para niños… con sus padres
La mayoría de los padres tienen de forma natural una relación mindful con sus hijos. Pero también se tienen periodos en los que de cuando en cuando oyes: “Papá, no me escuchas en absoluto” o “Mamá, ya te lo he repetido diez veces”. En ciertas ocasiones te das cuenta de que has reaccionado de forma demasiado irritada a algún comentario de tu hijo. Hubieras preferido no haberlo hecho, pero ya lo has dicho antes de que te des cuenta. O quizás pienses que hubieras tenido que ser mucho más claro. Decir que no consecuentemente, cuando crees que no es realmente no.
¿Cómo puede ser que como padre, a veces reacciones más enojado, más desagradable o más incontrolado de lo que tú quisieras? En cada uno de nosotros se encuentran aún algunos “viejos códigos” que provienen de nuestra propia juventud. En ocasiones tenemos dentro aflicciones de otros tiempos, por las que ante nuestro hijo de 13 años reaccionamos de forma muy diferente a la que quisiéramos. Piensas que reaccionas de manera anticuada y ridícula cuando te responde que él decide a qué hora vuelve a casa cuando se va al centro. “Todos mis amigos pueden decidir a qué hora regresan”. A veces tienes un miedo que procede del pasado, que te impide decir clara y llanamente lo que piensas.
Evidentemente, no existe una receta lista y a punto que te explique cómo ser un padre mindful. Pero sí se conocen los ingredientes que desde los tiempos inmemoriales se utilizan para lograr un sentimiento de aprecio y reconocimiento mutuo.
Los más conocidos son: amabilidad, comprensión, sinceridad y aceptación. Otro es el contacto físico: una caricia, un beso o un cálido abrazo.
TRANQUILOS Y ATENTOS COMO UNA RANA
ELINE SNEL
Psicología Montesol