Meditación para niños… con sus padres
Mi hija de 5 años tenía siempre muchas dificultades para conciliar el sueño. Siendo aún muy pequeña solía decir: “Si tu cuerpo quiere dormir y tu cabeza todavía no, ¿cómo puedo dormirme?”. A las diez de la noche todavía estaba despierta y se sentía muy cansada. Yo también, por cierto. Una y otra vez saltaba de la cama. Todo tipo de pensamientos pasaban por su cabecita, le contaban las historias más increíbles, historias que le hacían permanecer despierta.
Acerca de Tim que de repente no quería jugar más con ella. Acerca del pececito de colores que un buen día apareció flotando boca arriba en la pecera. Acerca de que “pensaba” que había alguien escondido debajo de su cama, que quería matarla con toda seguridad
Respiración
Nada ayudaba, ejercicios de relajación, cuentos, una cama bien calentita, decirle de forma irritada que “ahora tenía que dormirse como todo el mundo\». Hasta que me di cuenta de que finalmente se tranquilizaba si prestaba menos atención a sus pensamientos y la trasladaba lentamente de su cabeza a su vientre. En su vientre no había pensamientos. Allí estaba la respiración que, con su suave vaivén, movía ligeramente su vientre sin cesar. Un movimiento que poco a poco la mecía hasta dormirla.
Mi hija tiene ahora 25 años y todavía utiliza a menudo este ejercicio, es muy sencillo y te ayuda a salir de tu cabeza para ir a tu vientre. Allí donde tus pensamientos no tienen ninguna influencia. Allí donde hay silencio y tranquilidad.
Mindfulness o atención plena
Mindfulness, o bien atención consciente y amable, no solo ayuda a los niños, también a los padres les gusta aprender una técnica con la que poder apartarse de su flujo continuo de pensamientos. Los pensamientos no cesan. Solo puedes hacer que cesen yendo a ellos. Dejando de escucharlos.
Este fue el primer ejercicio de mindfulness que hicimos juntas. Le iban a seguir muchos más. A los niños les gusta hacerlo justo antes de irse a dormir.
TRANQUILOS Y ATENTOS COMO UNA RANA
ELINE SNEL
Psicología Montesol